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¿Hacia dónde va la economía mundial?: Un juego confuso

  • Foto del escritor: M E T H O D O S
    M E T H O D O S
  • 24 jul 2020
  • 15 Min. de lectura

Actualizado: 29 jul 2020

Aceves García Kevin

Licenciado en economía por la UAM Azcapotzalco


Introducción


El siglo XXI se ha caracterizado por un conjunto de fenómenos que inciden directamente en la economía global, fenómenos que van desde cambios políticos, reconversiones de la estructura económica y el conjunto que se forma a partir de la intersección de estos dos fenómenos, la cual muestra una tendencia clara a la reconfiguración de la organización política y económica. Dentro del conjunto se puede apreciar ciertos subconjuntos y uniones entre los mismos fenómenos, que si bien, individualmente no son los causantes directos de los desequilibrios mundiales, tienen una incidencia importante que ayuda a explicar y entender el comportamiento a lo largo de estos 20 primeros años de siglo.


Parecería irónico preguntarnos que el “cumpleaños número 20” de este nuevo siglo ha resultado mejor que cuando se cumplió 10 años, los efectos de la crisis del 2008 siguen causando estragos en la economía mundial, estragos que se encuentran fuertemente correlacionados con la forma y la dirección de la política económica de cada uno de los países (principalmente desarrollados). Dichos estragos, en ocasiones, parecería que se manifiestan y se comportan de forma aislada, lo cual es totalmente falso, al formar parte del todo, el todo mismo posee todas las características de las particularidades, pero las particularidades no poseen todas las características del todo. El objetivo del presente artículo es hacer un análisis a partir de los fenómenos económico-históricos, retomando el método deductivo y la teoría matemática de conjuntos, para entender al sistema económico como un todo.


Estos fenómenos no se caracterizan por ser de corto plazo, más bien son de largo plazo, que van desde la desaceleración de la economía mundial hasta los conflictos geopolíticos entre las distintas regiones del planeta.


Método


El método que se emplea en este artículo de opinión es de carácter descriptivo, tomando como referencia el método deductivo y los fenómenos económico-históricos.

Por otro lado, se hace referencia a la teoría de conjuntos para concebir al sistema económico como un todo, ya que de alguna forma esta teoría permite abordar a la economía en su conjunto y no como un sistema aislado y particionado.


Desarrollo temático


Para entender a la economía en su conjunto parece adecuado abordarla desde la teoría de conjuntos.


“En vista de que el concepto de conjuntos sostiene cada rama de la matemática moderna, es recomendable familiarizarse con por lo menos sus conceptos más básicos” (Chiang, Wainwright, 2006, pag. 9).


Un conjunto es simplemente una colección de objetos distintos, los cuales pueden ser un grupo de números, personas, artículos o alguna otra cosa (distintos). Los objetos de un conjunto de llaman elementos del conjunto.


Cuando se suman, restan, multiplican, dividen o se toman la raíz cuadrada de algunos números, se realizan operaciones matemáticas. Aunque los conjuntos son diferentes también se pueden realizar operaciones matemáticas. Las tres operaciones principales son: la unión, intersección y complemento de conjuntos.


Por lo anterior se demuestra la practicidad de la teoría de conjuntos para analizar a la economía en su totalidad y dar una explicación más acertada de sus cambios.


Uno de los protagonistas en el contexto mundial es Estados Unidos de América, ya que no solamente es grande por su territorio (que ocupa él 3° lugar a nivel internacional con sus casi 9.9 millones de ) [1], lo es por el tamaño de su economía, precisamente este rasgo particular del país de las barras y las estrellas es el que le permite tener una enorme participación en el rumbo de la economía mundial, por lo que las decisiones y acciones que se tomen en este país tendrán consecuencias importantes para el resto de las economías (sean emergentes o desarrolladas).


El protagonismo de los Estados Unidos se puede explicar por dos frentes, por un lado, las decisiones que se toman en materia política y económica al interior del país, y, por otro lado, las consecuencias que estas decisiones generan para el resto del mundo. Si presentamos de esta forma su participación, indirectamente la catalogamos como causa-efecto, y para demostrar dicha relación basta con recurrir a la historia, principalmente a la historia de los fenómenos económicos más característicos de los últimos años, las crisis económicas mundiales.


En la mayoría de los análisis contemporáneos de las crisis siempre se recurre a tomar como punto de referencia la crisis de los años 20 (puntualmente la crisis de 1929), crisis que posteriormente se volvió una recesión que duró alrededor de 3 años, en un primer momento trajo consecuencias devastadoras para los estadounidenses y posteriormente para el resto de los habitantes de las economías más avanzadas de aquellos tiempos (de las cuales se pueden rescatar datos importantes en cuanto a producción, empleo, consumo, etc., pero no dudemos que los estragos también se hicieron presentes en aquellas economías menos desarrolladas).


Dicha crisis tuvo lugar en el sector financiero, el primer boom financiero que experimentaba la economía estadounidense (donde parecería que los beneficios nunca acabarían), se especulaba que el precio de las acciones jamás caería, se creía que su comportamiento continuaría al alza de forma exponencial. Como lo dicta la ley de la gravedad “Todo lo que sube tiene que bajar”, o inclusive dichos más coloquiales que a menudo usamos como “Las cosas caen por su propio peso”, fue exactamente lo que sucedió en la crisis del 29, un pánico inmenso (que ya se venía gestando un par de semanas atrás), se hizo presente el jueves 24 de octubre de 1929, donde los valores de las acciones cayeron a tal punto que se vendían por nada.


Imagen: Revista Methodos


De esta experiencia tan representativa del siglo XX se pueden rescatar dos fenómenos, uno nuevo y uno no tan nuevo. En primer lugar, se experimentó una nueva crisis, la cual no culminó en la fecha en que los precios de las acciones tocaron el suelo, esta crisis se prolongó hasta convertirse en una recesión, fenómeno que se podría categorizar como una crisis profunda, que no concluyó de inmediato, más bien, a medida que avanzaban los días se alargaba cada vez más.


El segundo fenómeno que se rescata es el hecho de la participación de autoridades correspondientes, la Reserva Federal (FED) y el gobierno liderado por Herbert Hoover, al no tomar las medidas necesarias de regulación para los bancos y los especuladores, se volvieron cómplices directos de la enorme catástrofe que se originó. Cabe recalcar que, si bien el Gobierno y la FED tuvieron mucho que ver en los acontecimientos de 1929, no está de más mencionar que hasta cierto límite las autoridades se encontraban en una posición restringida, dicha afirmación puede ser justificada con una simple pregunta ¿A qué pueblo falto de conocimientos del futuro y limitado por la enorme abundancia de la época le agradaría una regulación a su ganancia?, mejor aún ¿A qué Gobierno se le ocurría efectuar una regulación contra la abundancia de su pueblo?, estas dos simples preguntas se pueden reforzar con el modelo de vida que por muchos años ha perdurado en el país, la libertad acompañada de la tierra de oportunidades, libertad en el sentido económico y oportunidades en la dirección que toma el tener libertad económica.


El hecho que tuvo lugar a finales de la década de los años 20 sirve como marco de referencia para los acontecimientos suscitados en la crisis que inicia en el año 2008. La crisis mundial del siglo XXI tiene algunos elementos que comparte con la de 1929, los cuales son: sus causas y el contagio derivado.


Si bien esta nueva crisis no se originó por los elevados niveles de especulación, si fue en el marco del sector financiero por la falta de regulación a las instituciones crediticias y la facilidad que existió en años anteriores para adquirir un crédito hipotecario. La evidencia nos muestra que, dadas las condiciones del sistema financiero y la facilidad del crédito, las deudas comenzaron acumularse y la insolvencia de pago por parte de los deudores no se hizo esperar hasta que los bancos quedaron en bancarrota.


El otro punto a destacar es el alcance de contagio que se genera a partir de la crisis. Dadas las condiciones actuales de la economía global, los rangos de cercanía entre las economías son más acotados, no por el hecho de que los territorios sean más reducidos, sino que la existencia de un avanzado nivel tecnológico permite que las economías estén más conectadas, lo que facilita esta cercanía.


El que la tecnología y los medios de comunicación avancen resulta muy útil para la humanidad en general, al ser una herramienta fundamental para el desarrollo de una infinidad de actividades, pero, así como resulta un canal para que las actividades tanto culturales, sociales y económicas avancen a “pasos firmes”, en ocasiones funciona como un canal de contagio masivo para el resto del mundo, quizá esta es una importante diferencia respecto a la gran recesión (el avance tecnológico). Lo anterior se puede explicar con un sencillo ejemplo ilustrativo. Pensemos en la detonación de una bomba a gran escala, la cual tiene dos momentos, el primero es cuando la bomba se detona y el segundo será la onda expansiva, es claro que si la explosión se genera en el vacío (en ausencia del todo), posiblemente el efecto sea nulo, al no existir nada no hay de qué preocuparnos. Ahora pensemos en un segundo caso, si la explosión se detona en un pueblo pequeño y existe la tecnología necesaria para contener la onda expansiva, posiblemente los efectos sean mínimos. El tercer caso resulta de no hacer absolutamente nada y que la onda expansiva se encargue de eliminar a una gran ciudad o región.


Resulta poco ortodoxo tener que recurrir a un ejemplo tan “sin sentido” económico, pero justamente es lo que sucede con las crisis mundiales, la única diferencia es que en una crisis (a diferencia del estallido de una bomba), no se puede saber con exactitud en qué momento “la onda expansiva” llega a su fin. La secuela de la crisis inmobiliaria causó importantes efectos, en un primer momento, a Estados Unidos y en un segundo momento al resto del mundo. Estos efectos incluyeron desde la caída de las bolsas de valores mundiales (explicadas por la caída de sus principales índices de cotización), hasta los efectos reales en la economía: desempleo masivo, caída de la producción industrial, la inversión y las importaciones. Este contagio no se hizo esperar para el resto de la economía mundial, y en cuestión de tiempo el mundo se encontraba sumergido en su primera gran crisis del nuevo siglo (siglo XXI).


Uno de los canales más importantes para esta propagación de efectos es por excelencia el sistema financiero, que dada la enorme complejidad tecnológica con que hoy día se maneja, permite que dichos efectos se presenten de inmediato en el mundo. Así como una compra de acciones en la bolsa de valores de Hong Kong se puede hacer en un par de segundos desde Nueva York, un desplome de la primera bolsa tiene un efecto parecido en la segunda.


Con lo anterior no se pretende asegurar que los avances tecnológicos sean la principal causa por la cual las crisis se originan, ni mucho menos caer en un debate sin sentido de afirmar o rechazar si es “correcto” o “incorrecto” que la tecnología siga avanzando, ya que al ponernos en alguno de los frentes de debate inicialmente sabemos que jamás podremos llegar a un consenso satisfactorio. Lo cierto es que la tecnología a funcionado para facilitar ciertas rutinas y en ocasiones dejarnos grandes enseñanzas de las limitantes que aún tenemos como humanidad. Como dice el dicho: “no es culpa de quien fabrica el arma, si no de quien la disparó”.

Lo importante de un problema es solucionarlo, y lo importante de solucionarlo es cómo solucionarlo. Los manuales de política económica nos sugieren que la intervención deliberada del Estado en la actividad económica para redirigir su rumbo y desenlace se debe manejar bajo un esquema de instrumentos y objetivos. Teóricamente los objetivos e instrumentos deben ser de igual número para facilitar las cosas al momento de resolver el sistema. Evidentemente la realidad en la mayoría de ocasiones dista mucho de la teoría, y los instrumentos son menores a los objetivos. Aunque se tuviera la intención de hacer todo para que la situación mejore se deben priorizar ciertos objetivos que logren un mayor impacto en la economía[2]


La forma de actuar de las autoridades de EE.UU. ante la crisis fue poner en marcha un plan para hacerle frente a la situación que se experimentaba. Mediante política monetaria y fiscal se intentó disminuir los efectos de la crisis para que no llegaran a un punto de desastre. Por el lado de la política monetaria el banco central (la FED), se encargó de rescatar aquellos bancos que por su importancia representan uno de los pilares de la economía estadounidense, además de iniciar con un recorte de tasas de interés al punto de llegar a niveles cercanos a cero.


En materia fiscal- se manifestó una política expansiva de gasto público. Después de unos años tomaría un sentido reduccionista de impuestos con objetivos no tan claros dada la constitución y estructura de la economía mundial.


La intención de las políticas implementadas por el gobierno y las autoridades de EE.UU., era hacerle frente al comportamiento del ciclo económico y aminorar los efectos que este tenía sobre la actividad económica, para de alguna manera, reimpulsar la producción. El manejo de cualquier política económica debe conocer dos puntos cruciales: su alcance y sus limitantes. El primero de estos puntos tiene que ver hasta dónde se puede generar un cambio (sea bueno o malo), para la redirección de la actividad económica y el impacto que dicho cambio puede provocar. En el segundo punto se pueden distinguir dos líneas de análisis. Por un lado, la temporalidad y el espacio, en otras palabras, qué tanto pueden durar los efectos de alguna política económica (hasta qué punto aún sigue siendo rentable), por otro lado, se debe estar consciente que dichos efectos no son perdurables y quizá llegue a tal grado que resulten poco o nada efectivos, además de tener pleno conocimiento del presente de la economía y del rumbo que tomará.


Posterior a la baja de los tipos de interés por parte de la FED (posterior a la crisis), se planteó la alternativa de “normalizar la política monetaria”, que consiste básicamente en aumentar los tipos de interés hasta un nivel considerable con el propósito de que en un futuro próximo la política monetaria tenga un margen de acción. Es claro que si la economía presenta un estancamiento para reactivarla es necesario intervenir. Por el lado monetario se deberían disminuir los tipos de interés, pero si estos se encuentran en un valor igual o cercano a cero, automáticamente la política monetaria se vuelve inoperante.


Las limitantes de la política fiscal son similares a las de la política monetaria en cuanto a margen de operación, pero dichas limitantes son causa de los elevados niveles de endeudamiento que experimenta la economía norteamericana, tendencia que solo es un reflejo del comportamiento de las economías mundiales desarrolladas. Esta peculiaridad es importante destacarla, ya que las economías desarrolladas son las más endeudadas a nivel mundial, si las comparamos con economías en vías de desarrollo, pero estas últimas están a merced del comportamiento de las primeras, principalmente del comportamiento de los mercados financieros generando enorme volatilidad y riesgos en la actividad económica.


Hasta ahora se ha mencionado la importancia de la política económica para el rumbo de la actividad económica, así como los elementos necesarios que son importantes para conformar el conjunto de medidas y resultados a esperar, pero uno de los actores principales (para implementar una política económica), es el encargado del poder ejecutivo, si bien no se encarga de elaborar las medidas de política económica, tiene un peso significativo al momento de ejecutarlas. Las decisiones que tome cada uno de los jefes de estado tienen repercusiones significativas. En ocasiones parecería poco creíble que el rumbo de cualquier economía solo depende de una sola persona, pero esta idea no se encuentra tan fuera de lugar si nos preguntamos ¿Cuál ha sido el desarrollo del gobierno del presidente Donald Trump?


El presidente número 45° de los Estados Unidos de Norteamérica, dentro de su campaña, prometió una serie de medidas que aplicaría una vez que llegara a ocupar la presidencia de su país. Entre las principales medidas podemos destacar las siguientes:


1. Disminuir los déficits comerciales con México y China.

2. Devolver la inversión productiva a EE.UU., y con esto devolverle el empleo a cientos de ciudadanos norteamericanos.


La primera medida, que era “disminuir el déficit comercial” (que se tenía con china), se aplicó, una vez que el gobierno de Trump entró en la presidencia. Trump inició de manera acelerada la guerra comercial con mayores tarifas arancelarias sobre los bienes provenientes de China con la finalidad de desincentivar la importación de esos bienes por parte de los consumidores.


Las consecuencias de la guerra comercial no se hicieron esperar, ya que, si se tiene el mínimo conocimiento de comercio internacional, se sabe que el aplicar una tarifa arancelaria lo único que provoca es que el consumidor pague más por la adquisición del bien y que los productores nacionales ineficientes de ese bien se vuelvan más ineficientes, porque el arancel eliminará la competencia proveniente del exterior y la demanda seguirá existiendo, pero con menor oferta. Lo anterior ocasionará que el precio se eleve y que el consumidor sea el único que pague las consecuencias.


Imagen: Canva


Dentro del debate que se originó a raíz de la guerra comercial, especialistas consideran que la guerra comercial aún no acaba, que los únicos culpables son los norteamericanos al consumir más de su propio nivel de producción y las medidas que tomó el presidente Trump lo único que generaron fue mayor volatilidad e incertidumbre para el resto de la economía mundial.

Existe experiencia de sobra que demuestra que las medidas restrictivas en materia de política comercial no son una alternativa para reactivar la actividad económica, si el desequilibrio no se encuentra dentro de este rubro. Siempre se ha discutido si el comercio internacional realmente trae beneficios para las economías, quizá la pregunta que se debería hacer es ¿Qué harían las economías sin el comercio internacional?, con esto no se afirma que el comercio internacional sea algo imprescindible, pero sí, nos lleva a reflexionar los posibles escenarios que se darían a partir de un mundo sin intercambios a nivel mundial.


Para tener un panorama histórico representativo nos remontaremos al 17 de junio de 1930. A inicios de la gran recesión el presidente republicano Herbert Hoover impulsó la conocida Tariff Act o ley de Aranceles Smoot-Hawley.[3]


“La ley básicamente consistía en un incremento del 20% de los impuestos aduaneros a terceros, con la finalidad de que la administración del presidente republicano compusiese sus cuentas, relanzase su exportación y reactivase la economía. Las consecuencias de dicho acto fueron que, entre 1929 y 1932, las importaciones desde Europa cayeron de 1.334 millones de dólares a 390, pero las exportaciones también se desplomaron de 2.341 millones de dólares a 784, además el comercio global se redujo en torno a un 66% entre la fecha del crack y 1934 a un tercio. La depresión nacional norteamericana se transformó así en la gran depresión global (Folch 2019, pag. 25)”.


De lo anterior nos quedan reflexiones importantes, por ejemplo, la que hace Joan Robinson:


“La perversión de las guerras comerciales obedece a que ontológicamente se desempeñan a una escalada, detrás encontramos políticas de empobrecer al vecino (Robinson, Folch, 2015, 2019)”


Es razonable que ninguna guerra otorgue beneficios para el conjunto de personas en su mayoría y lo que ha intentado el presidente Trump sólo ocasionará más desajustes para la economía en su conjunto.


De lado de la inversión directa se instauró un programa de redescuentos en materia fiscal para incentivar a las empresas a volver a invertir en Estados Unidos de Norteamérica y apoyarlas para salir del duro “bache” que significo la crisis de 2008. La respuesta de las empresas fue invertir los recursos excedentes, que ya no tuvieron que gastar en impuestos, en el mercado financiero. El comportamiento de las empresas era de esperarse, todo inversionista inteligente busca aquel mercado donde sus recursos generen los mejores rendimientos a menores riesgos (aunque en ocasiones estos últimos no sean un determinante absoluto para la inversión).


“La actitud tomada por el presidente Trump, solo es un reflejo de la tendencia mundial de las economías avanzadas hacía un populismo como secuela de la primera década del siglo XIX. Este comportamiento no es otra cosa que la unión entre diversos conjuntos de ideas, dicha unión está caracterizada por un populismo de derecha, conocido como “Nacionalismo de derecha radical”, cuyos elementos combinan nativismo, autoritarismo y populismo. Para los seguidores de este movimiento el factor cultural es el más importante que la ansiedad económica (Bassets 2018)”.


No es de sorprenderse por que el presidente Trump llegó a la presidencia. Se puede afirmar que fue, por el miedo a perder la identidad, el miedo al migrante y el miedo a la decadencia de la propia cultura como consecuencia de la crisis.


Conclusiones


La realidad económica no parece clara, dentro del conjunto universo se pueden distinguir los desequilibrios y riesgos de largo plazo que van marcando la dirección y el rumbo que tomará la economía mundial en años posteriores. Existen problemas graves que se originan a partir de estos fenómenos o que ya estaban presentes. El envejecimiento de la población, los elevados niveles de contaminación, los constantes conflictos bélicos y las potenciales enfermedades, nublan cada vez más el panorama del conjunto universo llamado planeta.


Es claro que en la mayoría de los fenómenos se pueden distinguir uniones e intersecciones, elementos que comparten entre conjuntos, quizá por un instante de tiempo complementos de los mismos conjuntos, que posteriormente formarán parte del todo. Lo ideal para entender los fenómenos económicos es tener un antes, un ahora y un después, no sin antes distinguir la importancia de cada uno de estos momentos, además de no condicionar a que el pasado y el futuro deben predominar para la toma de decisiones del presente.


El futuro es intrigante y misterioso, cuanto más se conoce más sencillo resulta caer en el desconocimiento por el temor a que la realidad planteada (en un escenario ficticio), sea nuestra realidad. Al formar parte de un todo no estamos exentos de experimentar los efectos de las acciones de otras partes que conforman ese todo y más si esas partes tienen un tamaño considerable en el todo. Lo único que queda por hacer es, como cualquier buen jugador de ajedrez, pensar la jugada que se puede efectuar dadas las jugadas de jugadores que dominan en el juego.

BIBLIOGRAFÍA



NOTAS AL PIE

[1] Véase https://www.geografiainfinita.com/2019/06/los-paises-mas-grandes-del-mundo-en-superficie/ [2] Con esto el autor no asegura que la teoría se encuentre fuera de lugar, como en todo eje de análisis nos delimita el marco de referencia. Por otro lado, no se pretende que la realidad se ajuste a la teoría, todo modelo funciona como punto de aproximación, como tal no existe nada absoluto ni puntual (una especie de fórmula mágica), que ayude a determinar con exactitud el rumbo de la economía, “Es mejor correr con zapatos que ir descalzo a la carrera (AG)”. [3] El nombre es en honor a los dos senadores que la impulsaron.


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Methodos: Idea original del consejo directivo.

ISSN: En trámite.

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