La cinematografía de la desigualdad
- M E T H O D O S
- 5 mar 2021
- 5 Min. de lectura
Alejandro Cruz
Estudiante de Ciencias Económicas

En el presente ensayo, llámese incluso opinión o, simplemente, columna, me gustaría hablar sobre el arte cinematográfico y el contexto económico. En específico, hace muy poco, descubriendo, casi a tientas, la cinematografía mexicana, encontré una película que llamó mi atención. Hablo de una película dirigida por Luis Buñuel y que retrata el contexto tan desigual de la sociedad mexicana. Es por ello por lo que, tras un análisis más a menos meticuloso, vislumbre algunos elementos aún existentes en nuestra sociedad actual. Por supuesto, me fui por las ramas en algunos temas, que también me parecen de sumo interés, como es la música. Para ello, primero, definamos algunas cosas y luego esbocemos la trama.
El cine es reflejo de las ideas vigentes de una comunidad, una sociedad o la visión de un individuo. Y así como la tradición, debe ser un elemento identitario para estos agentes. Por ello la cinematografía actual, en México, tiene tramas bien distintas, sin embargo, algunas repiten sus tramas con distintas historias, o buscan representar estos cambios idiosincráticos (con ello me refiero a la cinematografía comercial). Por ejemplo, algunas películas se enfocan en esta lucha entre individuos con distintos ingresos (por supuesto, lector, sabrá a cuales me refiero), o algunas otras cuyas tramas se enfocan en la redención de una ideología ya caduca, de hombre del siglo pasado (también, sabrá a qué otras me refiero). La evolución, a mi ver, es bastante clara, la ciudad se ha modernizado y, con ella, el cine.
Por otro lado, hablemos de la desigualdad. ¿Qué es la desigualdad?, ¿Y por qué desde un primer momento la menciono? Usemos, para no dificultar nuestra tarea, la definición que ofrece la OCDE sobre la desigualdad, que “es el distinto reparto de los ingresos, los activos o el bienestar entre el conjunto de habitantes” (OCDE, 2018). Entiéndase como una disparidad de ingresos, que afectan las condiciones de vida y, por lo tanto, de bienestar (o calidad) de vida de los individuos.
Finalmente, la trama de Los Olvidados es, sencillamente, sobre la delincuencia, la pobreza, la marginación y la violencia. Cuenta, modo grosso, la historia de “El Jaibo” y Pedro. El Jaibo, un delincuente juvenil, que escapa de la correccional regresa y acomete una serie de actos delictivos. Pedro representa al amigo que se ve arrastrado, y que busca redimirse.
Desarrollo
“Las grandes ciudades modernas: [...] esconden tras sus magníficos edificios lugares de miseria, [...] . La sociedad trata de corregir este mal, pero el éxito de sus esfuerzos es muy limitado [en muchos casos]*. [...] . México, la gran ciudad moderna, no decepciona a esta regla universal. Por eso, esta película está basada en hechos de la vida real, no es optimista y deja la solución del problema a las fuerzas progresivas de la sociedad” (Buñuel, 1950).
Las anteriores palabras son el prefacio a Los Olvidados (Buñuel, 1950), película que, aún estrenada hace setenta años, refleja, aunque ya no con la misma intensidad, problemas de una sociedad sumamente desigual. No solo eso, también la ideología prevalente. Podríamos hablar de una reminiscencia del pasado, un bemol que aún se conserva con bastante nitidez.
Como cualquier película del siglo pasado, filmada a blanco y negro, presenta características comunes en cuanto a la música. La banda sonora, compuesta por Rodolfo Halffter y Gustavo Pittaluga, presenta con bastante claridad una sensación de inestabilidad y de incomodidad. Esto significa que presenta disonancias entre sus notas, lo que da una sensación particularmente ruda al escucha. Piezas sombrías que reflejan el leitmotiv. No es, ciertamente, una banda sonora que sobresalga de entre películas del siglo pasado. Por el contrario, era más que usual el estilo. Por ejemplo, en Macario (Gavaldón, 1960), estrenada una década después de Los Olvidados (Buñuel, 1950), se pueden notar el mismo estilo, sombrío, a contrapunto y disonante. Por supuesto, hay que entender que a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX, compositores variados - por ejemplo Stravinsky, Debussy o Satie - usaban en sus trabajos estos elementos.
El contexto histórico de Los olvidados, se sitúa durante el periodo del presidente Miguel Alemán. Profundicemos un poco en esto, pues fue un periodo posrevolucionario, marcado por zonas completamente marginadas y otras apenas industrializadas. Por lo cual, el presidente en turno optaría por un ambicioso plan para industrializar el país. Esto, por otro lado, fue un golpe a la agricultura. Por supuesto que la industrialización traería crecimiento económico, mas no desarrollo. Por lo que la brecha de desigualdad se volvería desproporcionada (siento el enriquecimiento desproporcionado, una razón de peso). Y una sociedad, por cierto, analfabeta, sin bienes y en condiciones de vida deplorables. En fin, aún eran tiempos difíciles.
Al verla, sentí que la realidad que vive México, agitada, violenta y desigual, no ha variado significativamente. Claro, las ciudades se han modernizado, la CDMX ahora traspasa sus espacios territoriales para volverse una zona metropolitana, casi cosmopolita. También las condiciones de vida han mejorado, las condiciones de vivienda, de alimentación y de salud. Es cierto, la sociedad es muchísimo menos analfabeta. Y aún así, entiendo porqué la película se sigue sintiendo, en esencia, tan fresca. La sociedad mexicana ha normalizado algunos de los problemas más graves que existen en nuestro territorio, casi una tierra de nadie. Y es que, ¿cómo puede existir, en un mismo estado, una alcaldía que entra en el ranking de ciudades con mejor calidad de vida y una con los peores niveles de delincuencia y violencia? Por una parte, un gobierno ineficiente ante la búsqueda de instrumentos que aminoren, por lo menos, ese estilo de vida tan contrario. Por otra, una sociedad en constante agitación por sus propias contradicciones. Es decir, el caso de los feminicidios y la búsqueda de atención y justicia para las víctimas.
Otro asunto es, la violencia en general, por la falta de oportunidades, o el narcotráfico. Tan solo pensemos en anteriores sexenios, las víctimas de la guerra contra el narco. O el porcentaje de gente que se emplea en los sectores informales de la economía, eso ante salarios precarios.
Por supuesto, se puede ser aún más fecundo en el tema de los olvidados de nuestra sociedad actual y, sin embargo, dejo esta tarea para el lector, para la reflexión de los vicios, los infortunios, los desaciertos y los sinsabores actuales.
Conclusión
Vivimos una época turbulenta, la pandemia, la crisis económica y la violencia indiscriminada, en la que la reflexión debe ser menester. No solo como ejercicio de consciencia o de entendimiento. Si no en todo caso, para poder reformular la dinámica social. Es decir, hay que preguntarnos como individuos hacia dónde nos dirigimos y hacia dónde se dirige nuestra comunidad. Es necesario replantearnos el momento histórico y redirigirlo. Dicen que quien no conoce su historia, está condenado a repetirla. ¿Es que acaso podremos cambiar en conjunto para no tener más olvidados?
Referencias
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Gavaldón, Roberto. (1960). Macario. México: Clasa Films Mundiales.
Buñuel, Luis. (1950). Los Olvidados. México: Ultramar Films.
OCDE. (2018). Income Inequality. https://data.oecd.org/inequality/income-inequality.htm
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